La marca de la alianza - Marcas de amor

La circuncisión es la marca de la alianza de Dios con su pueblo en el Antiguo Testamento. Esta marca implica directamente el propósito de Dios de darse a conocer a la humanidad a través de un pueblo.

La Alianza de Dios con Abraham está directamente conectada con la alianza de Dios con la pareja edénica en la orden de multiplicarse y la consecuente expansión de la imagen de Dios. De la misma manera, la gran comisión dada a la iglesia para crecer haciendo discípulos de todas las naciones tiene la marca relacionada con el acto de generar: el bautismo como nuevo nacimiento. La fe verdadera refleja externamente una realidad interior: la de nacer de Cristo y para Cristo. Desde la familia de Adán en la creación y caída; pasando por la familia de Abraham en la formación del pueblo de Dios, hasta las familias de fe en la Iglesia hoy.

Introducción

En una sociedad organizada, los contratos están por todas partes; en este momento, cada uno de nosotros está viviendo bajo la vigencia de al menos uno. Pero si lo pensamos un poco más, estoy seguro de que nos sorprenderemos con la cantidad de ellos. Y no podría ser de otra manera, ya que tenemos necesidades demasiado importantes como para no ser garantizadas por algo o alguien que nos dé seguridad. En la cultura occidental de nuestro tiempo, se espera que cuando se hace un contrato haya algún documento en el que se describan los términos del contrato y los dispositivos legales relacionados con posibles incumplimientos. La Biblia presenta a lo largo de toda su extensión la relación entre Dios y la humanidad de manera pactual, y a esto lo llamamos alianza. El término nos hace pensar inmediatamente en un anillo dorado que los casados usan en la mano izquierda, y podemos afirmar que este pensamiento no es contrario a lo que la Biblia presenta; sin embargo, debemos comprender la amplitud y la suprema importancia de la alianza de Dios con nosotros y cómo está directa- mente relacionada con nuestra familia.

Contexto bíblico

Entendemos por la Biblia que, en la historia de la redención del hombre, las alianzas ocupan un papel preponderante. Podemos percibir con mucha claridad que en la estructura de este pacto existen características fundamentales:

La alianza une a las personas.

La alianza es una cuestión de vida o muerte.

Así como existe una expectativa de una disposición mental (interna) para el cumplimiento de la alianza, también hay un símbolo externo de la alianza realizada.

Dios no rehace alianzas que contraríen las anteriores.

En los diálogos de Dios con la humanidad en el Edén, ya notamos que Dios garantiza explícitamente al hombre la alimentación (Génesis 1:29), la reproducción (Génesis 1:28), el dominio sobre la Tierra (Génesis 1:26) y el compañerismo (Génesis 2:25). Dios también requiere del hombre una obediencia voluntaria (Génesis 2:16,17).

También notamos que existe un símbolo visible de la alianza del Crea- dor con la pareja hecha a su imagen:

Así fueron terminados los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. El séptimo día, habiendo Dios terminado su obra, descansó de todo lo que había hecho. Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él descansó de toda su obra creadora Génesis 2:1-3.

Los símbolos físicos de la alianza también traen sus características:

1. El símbolo es inconfundible e innegable.

2. El símbolo distingue a las personas.

3. El tratamiento del símbolo refleja la postura con respecto a la alianza en su totalidad.

Dios manifestó su propósito en la creación del hombre y la mujer, y este propósito consistió en llenar toda la Tierra con su gloria. El hombre hecho a imagen de Dios, al crecer, multiplicarse y llenar la Tierra, esparciría la imagen de Dios por toda su extensión. Dios no cambió el propósito cuando la humanidad cayó. Al contrario, hizo su alianza con nosotros y confirmó su voluntad a lo largo de la historia.

En Génesis 3 podemos notar:

En lugar de extinción, la continuidad de la reproducción – Génesis 3:16

El sustento (alimentación) proveniente del trabajo del hombre sobre la Tierra - Génesis 3:17

La continuidad del matrimonio y del compañerismo - Génesis 3:16

Aplicación

A lo largo de la historia, vemos que los elementos de la alianza se repiten, primero con Noé y luego con Abraham. En el origen del pueblo de Dios, la reproducción vuelve a ocupar un papel central. La gloria de Dios se esparcirá por la Tierra mediante el crecimiento de su pueblo. El signo está presente, distinguiendo al pueblo de Dios de los demás pueblos del planeta. Pero debemos concentrarnos aquí en la función de nuestra familia y de la iglesia. Para su iglesia, Jesús dijo:

“Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19 -20)

Jesús ordena que su pueblo se reproduzca, pero la orden no está centrada en la reproducción biológica, sino en la generación de hijos en la fe (2 Timoteo 1:2; 1 Pedro 5:13). De Adán y Eva a Abraham y Sara, y de ellos a nosotros hoy.

La relación que debe existir entre padres e hijos, marido y esposa, familias e iglesia es una relación de alianza, no una alianza hecha en nuestros términos, sino bajo la soberanía de Dios y su propósito de glorificarse sobre la Tierra. Por lo tanto, la reproducción, tanto bioló- gica como a través de la predicación del evangelio generando hijos en la fe, no puede reducirse únicamente a un crecimiento cuantitativo; la razón principal es que la imagen de Dios se refleje al mundo en estas personas. Así también, jamás debemos basar ninguna relación en lo que sentimos, sino en los términos de la alianza que fue hecha con Dios por encima de todo, tanto en lo que respecta a los hermanos en la fe como a los miembros de la familia. El compromiso visible con el pacto sagrado no puede disminuir en importancia porque Dios lo ha querido así para distinguir a los suyos y para ser luz para quienes buscan la verdad.

Que nuestra oración hoy sea: 
Dios, a quien llamamos Padre, que más allá del refugio y el sustento de nuestra vida, mi hogar sea tu centro operativo para esparcir tu gloria en el mundo, que nuestro compromiso visible contigo sea una señal para quienes te buscan. Amén.

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