La influencia del hogar
Texto base: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éxodo 25:8).
INTRODUCCIÓN
Cuando piensa en la palabra “santuario”, ¿qué imágenes vienen a su mente? La palabra “santuario” generalmente nos hace pensar en cosas santas, sagradas. De hecho, buscando esta palabra en diferentes diccionarios encontramos definiciones como:
El lugar más sagrado del templo judío donde se guardaba el arca del pacto.
Iglesia importante por las reliquias que contiene, por la afluencia de devotos o por señales visibles de gracia allí obtenidas.
Parte del templo donde se realiza la misa o culto.
Lugar vedado al público, donde se guardan o conservan objetos dignos de veneración.
Lugar digno de respeto.
Esas definiciones nos hablan de un lugar separado para un propósito santo, de algún tipo de culto, de santidad a objetos sagrados, de respeto y adoración.
Cuando pesamos en nuestro hogar, las primeras imágenes que pueden surgir en nuestra mente tal vez no combinen con las definiciones que acabamos de leer.
Tal vez recordemos el ritmo agitado de la vida diaria, de las muchas tareas que debemos realizar, de las dificultades financieras o emocionales que pasamos en familia.
El tema de los cultos de los Miércoles de poder este año es El santuario del hogar. Una vez por mes al reunirnos aquí estaremos reflexionando sobre diferentes aspectos del hogar, de la vida familiar y cómo el hogar puede volverse un santuario, un lugar donde Dios es adorado, un lugar digno de respeto, un lugar donde la gracia de Dios es recibida y su presencia percibida por los miembros de la familia.
Leemos en los consejos del Espíritu de Profecía:
“Vuestro hogar debería ser un santuario bendito donde Dios pueda acudir y donde sus ángeles santos puedan ministraros” (DNC, 169).
Entonces, ¿cómo podemos transformar nuestro hogar en un verdadero santuario donde Dios se deleite en habitar?
I. EL HOGAR Y SUS ASOCIACIONES
El núcleo de la sociedad es la familia, compuesta en principio por el esposo y la esposa, que después se amplía con la llegada de los hijos. Un grupo de familias que se reúne para adorar a Dios forma la familia mayor, la iglesia. Consecuentemente, la iglesia fue colocada en el mundo para ser una influencia para aquellos que aún no conocen a Dios.
Cada una de esas relaciones es importante para la formación de la siguiente, y todas unidas llegan a ser una poderosa fuerza de influencia para el bien. Cuando el servicio de amor es la base de todas las acciones, la familia se convierte en el centro a partir del cual toda la sociedad que la rodea será bendecida.
Esta dinámica que existe en los diversos estratos de la familia y la influencia que una ejerce sobre la otra, pueden ilustrarse con los círculos pequeños que se forman cuando lanzamos una piedra al agua. Ni bien la piedra cae en la superficie del agua, se forma un pequeño círculo, y luego, otro mayor, y otro, y pronto círculos más amplios se formarán alrededor del lugar donde cayó la piedra.
“El círculo del hogar debe considerarse como un lugar sagrado, un símbolo del cielo, un espejo en el cual nos reflejemos. Podemos tener amigos y conocidos, pero no hemos de entrometernos en la vida del hogar”. HC, 156.
Vamos a analizar rápidamente cada uno de esos estratos o círculos de la vida familiar:
La pareja:
Compone el círculo sagrado más íntimo del hogar. La salud espiritual de la familia depende del nivel de intimidad de la pareja, el uno con el otro, y ambos con Dios. Individualmente necesitamos tener una relación sólida con Dios para que la relación con el otro sea fuerte, como dice la Biblia, somos el “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19) y Dios desea habitar en nosotros.
La familia inmediata:
Está compuesta por los padres y sus hijos en primer lugar, pero sus relaciones a veces pueden incluir algunos familiares más allegados como los abuelos, y que a veces, viven con la familia. Este círculo de familia inmediata debe ser un refugio para sus miembros. Como familia necesitamos desarrollar una relación sólida y proporcionar un ambiente de confianza principalmente para que nuestros hijos se sientan seguros en él.
La familia más amplia y la familia de la iglesia:
Este grupo de personas forma un círculo más externo en las relaciones entre familia. Los familiares que no conviven diariamente con la familia, como tíos y primos, están unidos a ellos por la sangre, pero también de un modo general influencian y son fuertemente influenciados por ella. También podemos incluir en este círculo a los hermanos de fe que, a veces, tienen mayor participación en la vida de la familia que los propios familiares de sangre, por estar más cerca y ayudar a la familia a fortalecerse emocional y espiritualmente.
Relaciones más distantes:
La familia no vive aislada del mundo a su alrededor, y lo quiera o no, sus vecinos y conocidos pueden ser fuertemente influenciados por ella. A decir verdad, incluso personas totalmente desconocidas que interactúan con la familia ocasional y superficialmente son influenciados por sus actitudes y comportamientos.
Todos esos niveles de relaciones son importantes en la vida de la familia, y la familia necesita aprender a respetar los límites entre cada uno de ellos, como también estar consciente de su poder de influencia sobre ellos.
II. EL HOGAR Y SU INFLUENCIA
Una de las maneras más poderosas en que la familia puede influenciar a sus círculos de relaciones es a través del servicio abnegado. Jesús fue nuestro mayor ejemplo de líder siervo. (Leer Juan 13:12-17).
Jesús había demostrado al mundo su poder por medio de innumerables milagros, pero, aun en esos milagros, él estaba sirviendo, pues nada hacía para beneficio propio.
Durante la última cena, en la cual él sirvió de forma amorosa a los discípulos, los invitó a seguir su ejemplo, siendo siervos los unos de los otros.
¿Cómo podemos aplicar este ejemplo de servir los unos a los otros en el hogar?
Esposo y esposa sirviéndose mutuamente y ambos sirviendo a los hijos.
Hermanos sirviéndose los unos a los otros, y todos sirviendo a los padres. Haciendo eso, todos estarán reflejando el ejemplo de Cristo y sirviendo a Dios en el hogar.
“Muy temprano debe enseñarse al niño a ser útil. Tan pronto como su fuerza y su poder de razonar hayan
adquirido cierto desarrollo, debe dársele algo que hacer en casa. Hay que animarle a tratar de ayudar a su padre y a su madre; a tener abnegación y dominio propio; a anteponer la felicidad ajena y los intereses del prójimo a los suyos propios, a alentar y ayudar a sus hermanos y a sus compañeros de juegos y a ser bondadoso con los ancianos, los enfermos y los infortunados. Cuanto más compenetre el hogar el verdadero espíritu servicial, tanto más plenamente se desarrollará en la vida de los niños. Así aprenderán a encontrar gozo en servir y sacrificarse por el bien de los demás” (CN, 36).
El servicio en el hogar debe ir mucho más allá de hacer las tareas domésticas preestablecidas. Servir en amor, como Jesús lo hacía, significa estar siempre listo a hacer algo para ayudar a los demás. Significa buscar oportunidades para hacer a alguien más feliz.
El padre y esposo es quien, cuando cansado después del trabajo, lava la loza de la cena para que la esposa tenga un descanso, y así todos puedan pasar más tiempo juntos.
El hijo que corre a ayudar a descargar el auto cuando los padres llegan del mercado, aunque ninguno pida ayuda.
La esposa que planea la cena especial para la familia, aun cuando no hay nada para celebrar.
El ejemplo de servicio que Jesús nos dejó incluye mucho más que acciones; incluye sentimientos y actitudes. Jesús no solo servía, sino servía con bondad, paciencia y amor.
III. EL TESTIMONIO DEL HOGAR
Hoy en día, nos servimos de muchos medios de evangelismo para esparcir la verdad por el mundo a través de los medios y la tecnología de última generación. Hemos intentado testificar al mayor número de personas posible, pero existe en el hogar, en una familia piadosa, un poder de testimonio que va más allá de todas las tecnologías que podemos usar.
“La mayor evidencia del poder del cristianismo que se pueda presentar al mundo es una familia bien ordenada y disciplinada. Esta recomendará la verdad como ninguna otra cosa puede hacerlo, porque es un testimonio viviente del poder práctico que ejerce el cristianismo sobre el corazón” (HC, 25).
Sin embargo, lo contrario también es verdad:
“La influencia de una familia mal gobernada se difunde, y es desastrosa para toda la sociedad. Se acumula en una ola de maldad que afecta a las familias, las comunidades y los gobiernos” (HC, 27).
Por eso, debemos detenernos y evaluar cómo hemos vivido realmente como familia y qué tipo de influencia hemos sido para los que nos rodean.
¿Qué tipo de testimonio está siendo nuestro hogar para el mundo?
¿Será que estamos recomendando la verdad o siendo una influencia desastrosa?
Reflexione en las siguientes preguntas y propóngase hoy transformar su hogar en un santuario, donde Dios habita y donde todos los que entren allí sientan el deseo de buscar a Dios.
¿El servicio abnegado al prójimo es parte de la vida de su familia?
¿Existe un respeto por esas diferentes áreas en su vida familiar?
¿La relación entre la pareja es sólida con Dios, sin interferencias externas?
¿Los hijos encuentran en los padres seguridad y se sienten cómodos para expresar sus sentimientos?
¿La relación de su familia con la iglesia es saludable y promueve el crecimiento para ambos?
¿Su familia ha sido un testimonio para el mundo?
¿Ha sido una influencia para que las personas admiren y teman al Dios a quien ustedes sirven?
CONCLUSIÓN
Si usted siente que necesita mejorar en algunas de esas áreas, no se desanime, entregue su dificultad a Dios.
Coloque su hogar en las manos de Dios y pida que él lo bendiga. Siéntese con su familia esta semana y propóngase transformar su hogar en un santuario donde Dios pueda habitar como dice el texto base de hoy (Éxodo 25:8).
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