Actividades en familia

Texto base: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

"La mayor prueba del cristianismo que podemos presentar al mundo es una familia ordenada y bien disciplinada. Ese es el mejor modo de recomendar la verdad ya que es un testimonio de su poder práctico sobre el corazón".

INTRODUCCIÓN

En nuestro estudio del santuario de hogar del mes pasado vimos que la iglesia está compuesta de familias, y que la salud espiritual de la iglesia depende de la salud de las familias que son parte de ella. Hoy, hablaremos un poco de la influencia de la familia en la comunidad en general. Existen personas que son parte de nuestra vida, pero que todavía no aceptaron a Jesús como su Salvador. ¿Cómo puede relacionarse la familia con esas personas que todavía no participan de la comunión de los hermanos en la iglesia?
Con seguridad, el ejemplo de una familia bien ordenada es el mejor testimonio silencioso que puede dar, pero es importante que la familia desarrolle contactos más directos con los miembros de la comunidad que todavía no tiene a Jesús como su Salvador personal. 

I. EL EJEMPLO DE ISRAEL

Cuando Israel estaba en su jornada por el desierto, había entre ellos muchas personas de otras culturas que no adoraban a Dios; personas que tenían costumbres, hábitos y hasta creencias diferentes. Se nos dice que muchos egipcios, por temor de permanecer en Egipto después de las plagas, siguieron al pueblo por el desierto.
A pesar de convivir con los israelitas, esas personas no adoraban al Dios de Israel. Por eso, no podían entrar en el patio del santuario y participar de sus ritos. Al estudiar las medidas del santuario, entendemos que la altura del cerco que rodeaba el patio era de 2,30 metros (Éxodo 27:18, NVI).
Eso significa que las personas que no formaban parte del servicio de culto del santuario no podían ver todo lo que sucedía en el interior del patio. Sin embargo, podían oír los sonidos que salían, y sentir el perfume del incienso que diariamente se quemaba y ver la claridad de la nube de la gloria de Dios que permanecía sobre el santuario. ¿Cómo hemos alcanzado la comunidad en general? ¿Será que en la vida diaria las personas oyen en nuestro hogar un sonido diferente de alabanza a Dios? 
¿Será que sienten el olor agradable de los alimentos saludables que preparamos? ¿Será que notan la manera diferente como nos vestimos y, sobre todo, como nos tratamos? ¿Será que notan que somos una familia llena del Espíritu Santo que busca vivir la voluntad de Dios?

El santuario del hogar debe ser un testimonio para los que están afuera, desde su apariencia externa y organización hasta el estilo de vida de las personas y las actividades que practican. Todo en nuestra vida, tanto en el hogar como en la iglesia, debe ser una representación del Dios a quien adoramos. En la experiencia de Israel también había momentos específicos cuando el pueblo de Israel recibía a los extranjeros en medio de ellos.

“En todas sus fiestas los israelitas admitían al pobre, al extranjero y al levita, el cual era a la vez asistente del sacerdote en el santuario y maestro de religión y misionero. A todos se les consideraba como huéspedes del pueblo, para compartir la hospitalidad en todas las festividades sociales y religiosas y ser atendidos con cariño en casos de enfermedad o penuria. A personas como ésas debemos dar buena acogida en nuestras casas. ¡Cuánto podría hacer semejante acogida para alegrar y alentar al enfermero misionero o al maestro, a la madre cargada de cuidados y de duro trabajo, o a las personas débiles y ancianas que viven tan a menudo sin familia, luchando con la pobreza y el desaliento!” MC, 272.

Como familias podemos invitar a nuestros vecinos y miembros de nuestra comunidad para momentos especiales. Algunas celebraciones de la familia, como aniversarios y bodas, pueden transformarse en oportunidades para las personas que no siempre están en contacto con nosotros. También podemos proponernos visitar a nuestros vecinos y llevarles un obsequio sencillo o alimento preparado por nosotros mismos o un producto de nuestra quinta. Podemos ofrecer algún tipo de ayuda cuando notamos una necesitad. Toda demostración de amor a las personas con quienes entramos en contacto puede ser el principio de una amistad y una influencia para llevarlas a Dios.

II. EL EJEMPLO DE ENOC

A veces, las familias evitan involucrarse demasiado con personas que no son de la misma fe, por miedo de recibir influencias negativas. Con seguridad necesitamos tener cuidado, especialmente cuando en la familia existen niños que pueden ser influenciados con facilidad. Pero Dios nos dejó un ejemplo maravilloso en la Biblia que fue el patriarca Enoc. Tal vez este hombre de Dios sea uno de los mejores ejemplos bíblicos donde encontramos ese equilibrio entre una vida de testimonio a otros, mientras al mismo tiempo protegía su hogar en la vida sencilla del campo que fortalecía su comunión con Dios.
“El andar de Enoc con Dios no era en arrobamiento o en visión, sino en el cumplimiento de los deberes de su vida diaria. No se aisló de la gente convirtiéndose en ermitaño, pues tenía una obra que hacer para Dios en el mundo. En el seno de la familia y en sus relaciones con los hombres, como esposo o padre, como amigo o ciudadano, fue firme y constante siervo de Dios” (PP, 72).
Justamente fue ese equilibrio entre la vida de comunión con Dios y el testimonio lo que atraía a las personas para buscar sus consejos e instrucciones. Se dice que
“Enoc se convirtió en el predicador de la justicia e hizo saber al pueblo lo que Dios le había revelado. Los que temían al Señor buscaban a este hombre santo, para compartir su instrucción y sus oraciones” (PP, 73).

“En medio de una vida de activa labor, Enoc mantenía fielmente su comunión con Dios. Cuanto más intensas y urgentes eran sus labores, tanto más constantes y fervorosas eran sus oraciones. Seguía apartándose, durante ciertos lapsos, de todo trato humano. Después de permanecer algún tiempo entre la gente, trabajando para beneficiarla mediante la instrucción y el ejemplo, se retiraba con el fin de estar solo, para satisfacer su sed y hambre de aquella divina sabiduría que sólo Dios puede dar” (PP, 74).

III. ENCONTRANDO EL PUNTO DE EQUILIBRIO

Hoy en día necesitamos aprender a ser hospitalarios y planear momentos especiales para incluir en nuestras relaciones a los que no son parte de nuestro círculo de fe. Era así como vivía Jesús: Amaba igual al fariseo y al publicano. Se mezclaba con ellos para mostrarles amor, pero no se dejaba contaminar por sus actos equivocados. Dios nos invita a repetir esa actitud en nuestra vida:
“Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos” (Lucas 14:12-14).
“Estos son huéspedes que no os costará mucho recibir. No necesitaréis ofrecerles trato costoso y de mucha preparación. Necesitaréis más bien evitar la ostentación. El calor de la bienvenida, un asiento al amor de la lumbre, y uno también a vuestra mesa, el privilegio de compartir la bendición del culto de familia, serían para muchos como vislumbres del cielo” (MC, 272).

Esos ejemplos de actividades son ideales en nuestro hogar cuando nuestros hijos son todavía pequeños. Necesitamos ser cuidadosos con la elección de las actividades misioneras que involucran las personas del mundo, pues los niños todavía pueden ser muy influenciados. Sin embargo, podemos desarrollar proyectos misioneros en familia de manera segura y que sean una bendición para todos. Invitar a personas solitarias para una comida en el hogar da a los niños la oportunidad de desarrollarse en la preparación para recibirlas. Visitar a personas ancianas en sus hogares o en un asilo, para cantar o llevar tarjetas preparadas por ellos mismos, puede ayudar a despertar en sus corazones la empatía por el sufrimiento ajeno. Participar de proyectos de distribución de literatura o algún proyecto de asistencia social de la iglesia también ayuda a los niños a desarrollar amor por el prójimo y el deseo de salvarlos.

IV. MANTENGA FUERTE EL TRIÁNGULO DEL AMOR
 
Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán resistir. Y además la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente.” Eclesiastés 4:12 

Tres hilos separados, pueden romperse con cierta facilidad, pero cuando estos hilos son trenzados, entonces éste se convierte en una cuerda difícil de ser quebrada. 

Apliquemos ahora la interpretación de éste texto bíblico al hogar cristiano, y definamos al matrimonio, como un pacto sagrado que une a tres “hilos” o sea tres personas que son: Cristo, el marido y la mujer, para formar una cuerda poderosa, que nada podrá destruirla. 

El Chicago Catholic, informó acerca de una investigación que fue hecha en EEUU, donde se dice que aproximadamente la mitad de los casamientos de estos últimos 10 años, han terminado en divorcio. 
Sin embargo, entre los matrimonios que practican juntos una vida activa de oración y estudio de la Biblia, asistiendo ambos a la misma iglesia, el índice de divorcio es de uno en cada 1,105 casamientos. 
Con Dios siempre habrá más hogares estables, menos divorcio y más fidelidad. 

Ahora, hagámonos esta pregunta: 

¿CÓMO INTRODUCIR A CRISTO EN LA VIDA CONYUGAL? 

A. REALIZAR DOS ENCUENTROS ESPECIALES CON CRISTO CADA DIA.

Filipenses 1:21 “Para mí el vivir es Cristo” 

“Lo que causa división y discordia en las familias y en la iglesia es la separación de Cristo. Acercarse a Cristo, es acercarse unos a otros. El secreto de la verdadera unidad en la iglesia y en la familia... está en la unión con Cristo.” HA, 158 

1. Juntos elijan dos momentos en el día para tener esta comunión con Cristo. 

a. En las mañanas, elija su hora mas apropiada. 
Ej: 05:00, 05:30, 06:00, 
Su culto debe durar de 15 a 20 minutos. 
Debe ser hecho antes del desayuno y antes de ir al trabajo. 

El programa sugestivo que podría seguir es este: 
- Alaben a Dios con un himno 
- Oren juntos de rodillas y tomados de las manos. 
- Abran su Biblia en los Evangelios y comiencen a estudiar y meditar por Mateo, Cáp. 1:18-25. 
Pueden leer por lo menos dos veces hasta comprenderlo claramente y aplicarlo en sus vidas 
- Ahora, lean y reflexionen acerca del libro Meditaciones Matinales (7 min). 
- Finalicen este culto con una oración. 

b. En las noches, elija su hora más apropiada. 
Ej: 19:00, 19:30, 20:00 
Su culto debe durar de 15 a 20 minutos. Debe ser hecho antes de la cena en lo posible. 

- Alabe a Dios con un himno 
- Antes de la oración, comenten cómo les fue en el día de actividades, y luego agradezcan a Dios por 
los éxitos y si hubieron fracasos oremos por ellos. 
- Estudien la lección de la Esc. Sab, divididos por edades (10 a 15 min.) Luego vuelvan y cada uno 
dé un resumen de los aprendido. 
- Luego hagan sus pedidos de oración cada uno, y oren por ellos todos, tomándose de la mano. 

B. PRACTIQUEN ESTAS ACTIVIDADES ESPIRITUALES

1. Asistan a una iglesia definida, y sea actuante. 
Adorar a Dios en familia fortalece la vida espiritual. 
“No dejando de congregarnos, como es costumbre de algunos, mas amonestándonos los unos a los otros, tanto más, cuanto veis que se va aproximando aquel día.” 
(Hebreos 10:25) 
2. Sean grandes intercesores y apasionados por la oración. 
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu Santo, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Efesios 6:18) 
3. Sean estudiosos de la Biblia 
“Escudriñad las Escrituras porque pensáis que en ellas tenéis la vida eterna...” (Juan 5:39) 
4. Hagan el bien al prójimo. “No nos cansemos de hacer el bien...” Visitas a enfermos y desanimados (Gálatas 6:9) 
5. El Secreto para una vida familiar feliz, es el ser llenos del Espíritu Santo. 
“...Mas sed llenos del Espíritu Santo” Efésios 5:18. 
Oremos para ser llenos del Espíritu Santo. 

B. NUNCA ES DEMASIADO TARDE PARA RECOMENZAR 

Ningún casamiento es totalmente único, singular. En verdad los problemas del matrimonio son muy semejantes. La cuestión de ser exitosos o fallar en nuestro casamiento depende de cómo lidiamos con nuestros problemas. 

Mientras tengamos una relación profunda con Cristo y su Palabra, habrá un deseo de cambio y de mejora, tendremos la posibilidad de recomenzar, podremos poner todas las ideas y los ideales en práctica. Aún las experiencias más difíciles en el matrimonio, y en cualquier etapa de éste, pueden ser oportunidades para nuevos comienzos, nueva comprensión, mayor crecimiento y más amor. 

André Maurois, dijo: “Un matrimonio bien exitoso es como un edificio que debe ser construido cada día y otras veces reconstruido por ambos cónyuges”. 

Estamos construyendo el uno para el otro el tipo de hogar en que deseamos vivir, y para hacer esto necesitamos: 

1. Embellecer el edificio en que vivimos 
2. A veces notamos que parte de la estructura está débil y precisamos reforzarla. 
3. Otras veces necesitamos hacer alguna reforma para que sea más útil, segura y durable. 
4. De vez en cuando notaremos que debemos hacer reparaciones para que la casa no se desintegre. 
5. También pasaremos por la alegría de proyectar alguna cosa bonita, como dónde colocar la ventana para tener una mejor vista. 

El matrimonio feliz es hecho por aquellos cónyuges que creen que con Dios cambiar siempre posible; creen que siempre es posible mejorar la vida en común; creen que deben aprender a dar y recibir, de modo que su relación pueda crecer. Jesús dijo: 
“Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible.” Mateo 19:26

SABER PERDONAR 

Un casamiento feliz no es un matrimonio perfecto porque nadie es perfecto. Todos cometemos errores, maltratamos al otro, nos herimos, nos enojamos y nos distanciamos uno del otro. 

Dos cónyuges incapaces de perdonarse no pueden soportar la vida de casados. Negarse a perdonar puede ser usado como control para manipular al otro a que se someta. Así la vida se torna muy desgastante. Si permitimos que pequeños o grandes errores se instalen en nuestro interior; si alimentamos rencores o si permitimos que la ira y el resentimiento permanezcan, entonces será inevitable la separación y el deshonor. Pensando que con Dios podemos perdonarnos, acepte estos consejos: 

1. Que aunque sea difícil perdonar, debemos con la ayuda de Dios dialogar nuestros sentimientos reales y profundos. 
2. Es necesario proponerse no hablar de los errores pasados 
3. Procure medios para hacer el bien a la persona que perdonamos. 
4. Niéguese a hablar con otros acerca de esa cuestión 
5. Negarse a no dar importancia continua al error cometido 

“La verdad es que todo el compañerismo del matrimonio, al final de cuentas, está basado en el perdón” (David R. Mace) 

“Porque si vosotros no perdonáis, Tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.” Marcos 11:26 

Una mujer enojada habló con su Consejero Matrimonial diciéndole: “Quiero acabar con mi matrimonio y hacer sufrir a él al máximo, porque me hizo sufrir mucho, ahora quiero darle la revancha. Dígame ¿qué puedo hacer?” 

El Consejero le respondió: “Ud, si quiere hacerle sufrir al máximo haga esto: 
Procure agradarlo, haga pequeñas cosas especiales para él, prepare la comida que él más aprecia, actúe con bondad y dígale cosas agradables. Entonces, cuando él comience a corresponder a su afecto, dígale que atienda su pedido de divorcio. Le garantizo que él se sentirá profundamente herido.” 

– Varios meses después el Consejero vio nuevamente a esta mujer y le dijo: “Ud, ¿siguió mi consejo?” preguntó él, a lo que ella respondió: “Sí lo seguí, pues ahora estamos amándonos profundamente, no quiero de ninguna manera el divorcio”. 

Recuerden que el matrimonio feliz es hecho por aquellos que creen que Dios puede intervenir en sus vidas para efectuar los cambios y si fuera necesario perdonarse, y olvidar el pasado, y recomenzar el matrimonio. 

Por favor, ahora responda a estas preguntas: 

1. ¿Hasta qué punto está Ud, dispuesto a cambiar? 
2. Un matrimonio no puede existir sin perdón. Ud, ¿es capaz de perdonar y olvidar? 
3. ¿Qué haría de diferente, si quisiese recomenzar su matrimonio? 
4, A pesar de su actual situación conyugal, ¿Ud cree que es posible recomenzar exactamente desde donde está?  

CONCLUSIÓN

Dios promete bendiciones especiales a los que abren su corazón y su hogar para recibir a los que están afuera. Tal vez la única oportunidad que tendrán de tener una vislumbre de lo que sucede dentro del santuario sea algún momento que pasan en compañía de nuestra familia. 
“Nuestras simpatías deben rebosar más allá de nosotros mismos y del círculo de nuestra familia. Hay preciosas oportunidades para los que quieran hacer de su hogar una bendición para otros. La influencia social es una fuerza maravillosa. Si queremos, podemos valernos de ella para ayudar a los que nos rodean” (MC, 273).

Dios les bendiga ricamente por sus decisiones que tomaron toda esta semana que pasamos juntos.

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