Compromiso Total - Restaurando Altares
By
Joel Flores
“La distancia no significa nada cuando alguien significa todo”
“Aunque se susciten dificultades, congojas y desalientos, no abriguen jamás ni el marido ni la mujer el pensamiento de que su unión es un error o decepción. Resuélvase cada uno de ellos a ser para el otro cuanto le sea posible. Sigan teniendo esas tiernas miradas que tenían al principio el uno para el otro, aliéntense uno a otro en las luchas de la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya entre ellos amor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el casamiento en vez de ser la terminación del amor, será más bien su verdadero comienzo”. (HC, 91)
Eclesiastés 4:12 expresa: “Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas” (TLA)
Rosa Evangelina, tenía 23 años cuando conoció por primera vez a su futuro esposo, un joven de 20 años llamado Policarpo Reyes. Ella recuerda con lujo de detalles ese domingo de tarde cuando se conocieron, iniciaron una linda amistad y después que Policarpo pidió permiso a la mamá de Rosita para platicar con ella; desde entonces comenzó a visitarla cada 15 días sin falta alguna, luego se comprometieron, y su noviazgo duró un año y medio, fue el tiempo suficiente para saber que necesitaban unir sus vidas en matrimonio.
Se casaron en el año 1944, y ese fue el comienzo del resto de sus vidas. Construyeron una gran familia con 8 hijos, 31 nietos y más de una docena de bisnietos y durante los 67 años de matrimonio estuvieron siempre juntos. Pero, ¿Qué mantuvo a esta pareja unida 67 años de matrimonio?
Una de las nietas de Rosita, cautivada por el ejemplo extraordinario de entrega, unión y amor, un día se acercó a Rosita para pedir consejos y para que su futuro hogar tenga la misma solidez, amablemente le dio 10 consejos:
1. Comienza bien:
El final depende del comienzo, por lo tanto inicia con la aprobación de Dios y de tus padres. Elige alguien que comparta tus principios.
2. No vayas de prisa:
Tomen el tiempo necesario para conocerse, siguiendo las reglas y sean pacientes.
3. Los problemas se quedan en casa:
Cuando te cases, no cuentes a nadie los disgustos que tienes en casa, los desacuerdos quedan entre tú y tu esposo.
4. Evita todo tipo de violencia:
Las ofensas, groserías y gritos no deben vivir en casa. La comprensión y el respeto mutuo es indispensable.
5. Jalen para el mismo lado:
No se contradigan y no busquen metas opuestas, de lo contrario, sean un equipo y compartan el mismo propósito.
6. Es mejor ser feliz que tener la razón:
Si un desacuerdo no llega a su fin, declara ganador al otro, finalmente tú sales ganando porque evitas amargura y acabas la discusión.
7. Que la atención en la casa sea mejor que en cualquier otro lugar:
Atención de calidad en todo momento, sean cariñosos y separen tiempo siempre para dialogar.
8. Cuida tu apariencia:
Se femenina, arréglate bonita y cuida de ti misma. Aún con 90 años, difícilmente veras a Rosita desarreglada, expresó.
9. Arreglen sus diferencias en el mismo día:
Jamás se les ocurra dormir enojados o separados. Pidan perdón cada vez que se equivoquen y asegúrate de no volver a repetir el mismo error.
10. El divorcio nunca es una opción:
Cuando la nieta le preguntó a Rosita, si durante los 67 años de casada, alguna vez pensó en divorciarse, la respuesta de la abuela fue un rotundo “¡Nunca!, lo amaba demasiado”. Luego agregó, toma ese ideal hijita, ama a tu pareja con tal intensidad y que nunca pueda pasar por tu cabeza el divorcio como una opción.
Finalmente, Rosa miró los ojos de su nieta y le dijo: No olvides que: Dios debe estar en la cabeza de tu matrimonio y mediante la fe lograrán una unión inquebrantable.
Cuando miramos la realidad de nuestra sociedad, pareciera que el matrimonio cada vez es un juego porque actualmente las parejas no quieren casarse por miedo a tener un “compromiso” serio y a su vez aquellos que deciden casarse, en poco tiempo se frustran y deciden separarse, lamentablemente, cada vez tenemos más matrimonios “descartables” donde las personas parecen objetos que se usan y luego se abandonan.
Hoy, nuestra sociedad carece de valores y moralidad, sin embargo la mayor carencia es de “compromiso”. El matrimonio se toma con tanta liviandad y muchos llegan a juntarse por miedo a quedarse solos, otros por presión y un sin número de parejas por interés.
Sin duda alguna, la falta de amor, les lleva a una falta de compromiso, por eso prefieren tener sexo, mas no el compromiso, prefieren convivir, pero no se comprometen, me pregunto ¿Por qué tanto miedo al matrimonio? por la falta de compromiso.
Las estadísticas son preocupantes, 1 de cada 3 matrimonios fracasan, muchos divorcios pudieron ser evitados, no obstante; la falta de compromiso hizo que la pareja no buscara soluciones.
En este sentido; compromiso no es una obligación, más bien implica colocar toda nuestra voluntad para cumplir una promesa que nadie nos obligó a expresar. Ahora bien, si las promesas como: “te amaré siempre”, “estaré siempre contigo” terminan ante el primer obstáculo que se presenta, y en lugar de buscar “solución” muchos buscan “separación” entonces se rompieron esas promesas.
Al romper esas promesas, se abren heridas emocionales tan profundas que si son tratadas a tiempo y buscan a Dios para cerrar esas heridas, aun así quedarán cicatrices o marcas que acompañaran toda la vida. Romper un compromiso es como intentar separar dos eslabones donde ambos quedaran quebrados.
Es por eso que es mejor romper un compromiso antes de llegar al matrimonio, que romperlo después del matrimonio.
“Aún cuando se haya comprometido sin un conocimiento pleno del carácter de la persona con quien intenta unirse, no piense que el compromiso hace que sea imprescindible que tome sobre sí el voto matrimonial y vincule su vida con alguien a quien no puede amar ni respetar. Hay que ser muy cuidadosos antes de entrar en compromisos; pero mejor, mucho mejor es quebrantar el compromiso antes del matrimonio que separarse después, como muchos lo hacen” (Cartas a jóvenes enamorados, p. 52)
Un estudio realizado por La Universidad del Estado de Utah, menciona que más de la mitad de las personas divorciadas, admiten haber deseado que sus parejas hicieran más, para trabajar las diferencias. Por otra parte señala que, una de cada tres parejas divorciadas, intentarán reconciliarse después del divorcio, lo que indica que al final, terminan lamentando la decisión. Sin embargo; si se busca ayuda profesional a través de un psicoterapeuta o consejero familiar y espiritual se evitaría cientos de divorcios.
Existen muchos factores que llevan a un matrimonio a romper su compromiso de estar unidos para siempre.
PRINCIPALES MOTIVOS DE LA SEPARACIÓN MATRIMONIAL
Entre las razones más comunes por los cuales las personas se separan son:
1. “Ya no es la misma persona que conocí”
Si te sientes defraudado(a) porque la persona con la que te casaste ya no existe, primero evalúa que todas las personas cambian al enfrentarse a diferentes circunstancias en la vida. ¿Acaso tú eres la misma persona de hace 10 años atrás? Si ahora tu esposo (a) es diferente y no te agrada la persona en la que se ha convertido, analiza que situaciones han influenciado en su carácter, pregúntate ¿Qué situaciones le llevaron a cambiar? Por el ¿estrés o Ansiedad? En ese caso, lo que tu pareja necesita es tu ayuda y no tu critica.
2. “Perdí mi identidad personal”
Si sientes que quien ha cambiado eres tú, y ya ni te reconoces a ti mismo (a), puedes haber desarrollado una relación de co-dependencia en tu matrimonio, lo cual nunca será saludable. Es muy fácil culpar a tu pareja, por tu infelicidad. El divorcio no solucionará tu problema, al contrario, en muchos casos lo empeorará. Trabaja en recuperarte a ti mismo(a) antes de tomar una decisión radical que afectará el resto de tu vida.
3. “Conocí a alguien mejor”
¿Crees que te casaste con la persona equivocada y ahora conociste a alguien, que realmente es el amor de tu vida? ¡tan rápido! ¡Detente antes de cometer un grave error! Esta euforia que sientes al conocer a alguien nuevo, no es amor, mucho menos cuando se da en situaciones de engaño. Además, aún si te divorcias de tu actual pareja y te casas con tu “nuevo amor”, tendrás un 60% de probabilidades de fracasar en esa relación...y la historia será repetida.
4. “Ya no puedo ni hablar, es imposible arreglar nuestros problemas”
Lo creas o no, la causa número UNO de divorcios no es la infidelidad o el maltrato, sino, la inadecuada comunicación o la falta total de ella. Por lo tanto; no te atrevas a romper tu matrimonio sin antes aprender a hablar y escuchar el uno al otro. Así mismo; identifica el comportamiento que TÚ puedes cambiar antes de exigirle a tu pareja un cambio y si decides divorciarte porque “no pueden hablar”, piensa, ¿qué te garantiza que no tendrás el mismo problema con otra persona?
5. “Será mejor para los hijos”
Un matrimonio en conflicto, en donde los padres discuten constantemente, por supuesto es muy tóxico para los hijos. Sin embargo, antes de firmar el divorcio pensando que es “por el bien de tus hijos”, entiende que un divorcio nunca es una solución positiva para los hijos porque tras la separación de sus padres, ellos igualmente sufrirán de mucho estrés, tristeza, angustia y una posible depresión, entre otros problemas psicológicos generando ciertas secuelas emocionales en los hijos, y más aún si las discusiones siguen después del divorcio, entonces no solucionaste el problema ni para ti, ni para tus hijos.
Si estás pasando por una de estas situaciones y sientes que romper tu compromiso, es tu única salida, tienes que darte cuenta de que si TÚ tomas acciones positivas, esos problemas pueden tener solución. Sin embargo, en algunos casos, como la violencia física, psicológica, adicción o infidelidades repetidas en la relación; el divorcio si podría ser la salida más sana para ti y tu familia.
CONCLUSIÓN
Matrimonios sólidos que permanecen juntos pese a los problemas, son aquellos que tienen un fuerte compromiso. Cuando hay compromiso, las metas de la familia son más importantes que las metas personales, porque observar el éxito de todos los miembros de la familia es más valioso que el éxito personal. Recuerda ningún éxito en la vida, justifica el fracaso en la familia.
El compromiso empieza con tu “relación con Dios”. Mientras más unido estés a Cristo, mayor compromiso tendrás con tu familia. Cristo fortalece el compromiso en el hogar porque “¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!” Eclesiastés 4:12.
Renueva tu compromiso con Dios, con tu cónyugue y con tus hijos. Cumplir nuestro “compromiso” es nuestro deber, así mantendremos un hogar sólido y feliz.
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