Familias restauradas - El vino de la boda

By
Alejandro Bullón

INTRODUCCIÓN

Bienvenido a esta semana de la familia. 

El título general de la semana es “Familias Restauradas”. Jesús es especialista en restaurar, curar, cicatrizar las heridas – en hacer nuevas todas las cosas. 

Es interesante que nosotros, los seres humanos, nos esforzamos, luchamos para hacer bien las cosas y, a veces, cuando abrimos los ojos, ya destruimos todo, ya acabamos con todo y no sabemos cómo restaurar las cosas. Qué maravilloso que es Jesús, pues cuando nosotros acabamos con todo, Él viene y recoge los pedazos del vaso lindo que destruimos, y va reconstruyendo y haciendo un vaso nuevo. 

LA PALABRA DE DIOS: UN LIBRO PARA TODOS LOS TIEMPOS 

El texto para el mensaje de hoy está en Juan 2:1, 2. 

Antes de hablar sobre eso, me gustaría decir una cosa: Las historias de la Biblia no están registradas solamente para ser historias. Las historias bíblicas fueron dejadas en la Palabra de Dios para enseñarnos lecciones prácticas para hoy. 

El otro día alguien me dijo: “Pastor, un libro tan antiguo como la Biblia, ¡que fue escrito hace siglos! … Cuando se escribió la Biblia la cultura era otra, la manera de vestirse era otra, la manera de comer y de comportarse era otra. No había Internet, no había iPad, no había nada. ¿Cómo es que la Biblia, con sus enseñanzas tan antiguas, puede servir hoy en el tiempo en que vivimos?” 

Saben, estoy de acuerdo con que los tiempos cambiaron, la cultura cambió, el estilo de ropa cambió y la tecnología cambió. ¡Eso es verdad! Pero hay otra verdad que debemos saber: El corazón humano no cambió. El corazón humano continúa siendo el mismo corazón humano de los tiempos antiguos. Los temores que el ser humano tenía antes son los temores que dominan al ser humano de hoy. Los complejos que destruían la personalidad de los seres humanos de ayer son los mismos que destruyen la personalidad de las personas de hoy. 

Por ejemplo: Su hijo está peleando con su hermano. Dos hijos de los mismos padres, con la misma sangre, peleando por un pedazo de tierra. 

¿Sucede eso en su familia? 

Caín y Abel, ¿no eran hermanos de sangre, del mismo padre y de la misma madre? ¿Y qué sucedió? Uno mató al otro. 

Entonces, dime: ¿Cómo es que las enseñanzas bíblicas fueron escritas siglos atrás y no sirven hoy para nuestros días? Es hora que entendamos que realmente sirven.

Y es por eso que vamos a leer el texto bíblico que está en Juan 2:1, 2: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos”. 

Esa última frase me impresiona: Jesús también fue invitado a esta boda.
Yo siempre digo: benditas, felices las personas, las parejas que invitan a Jesús a estar presente en su boda. 

Hay una frase que dice: “Todo lo que nace de rodillas, nace para permanecer en pie”. Voy a repetirlo y pon esto en su corazón y en su mente: “Todo lo que nace de rodillas, nace para permanecer en pie”.
Si abres una empresa: si nace de rodillas va a permanecer en pie. Tal vez estás comenzando un empleo: si comienza de rodillas, va a permanecer en pie. ¿Y el matrimonio, entonces? Si ese matrimonio comienza de rodillas, con Jesús presente como invitado, va a permanecer en pie. 

LA DIRECCIÓN DE DIOS 

La cuestión es:
¿Cuándo comienza el matrimonio? 

¿En el día de la fiesta? ¡Seguro que no! El matrimonio empieza cuando comienzas a mirar alrededor buscando una señorita o un muchacho con quien casarte. Y ese inicio debe ser de rodillas.
El ser humano no fue creado para las cosas feas. Al ser humano, por naturaleza, le gusta lo que es bonito. Dios creó al ser humano para la belleza, entonces es lógico que sus ojos se dejen impresionar por ella. No estoy diciendo que tienes que buscar necesariamente a un muchacho feo para casarte con él, o a una joven fea para casarte con ella. ¡No es eso! 

El hecho de que te arrodilles para pedir que Dios dirija tu matrimonio no quiere decir que tengas que buscar a una persona fea; incluso, la fealdad o la belleza de una persona no están afuera, sino adentro. Puede ser una persona linda, pero te acercas, conversas un poco y descubres que la persona es horrible por dentro, o puede que no sea tan atractiva por fuera y te acercas y descubres que por dentro es una persona muy linda. La cuestión es que tú tienes que pedir la dirección de Dios porque un matrimonio que nace de rodillas con toda certeza va a permanecer en pie. 

El texto bíblico dice que Jesús fue invitado a estar presente en las bodas de Caná. ¿Quiere decir que, cuando Jesús está presente no habrá problemas ni dificultades? ¡No! ¡Eso no es verdad! Jesús estaba presente en esa boda y, de repente ¡se terminó! Comenzó a faltar. 

¿Qué faltó?

En aquella ocasión, comenzó a faltar el vino. No voy a discutir si ese vino era o no era fermentado. Muchos comienzan a analizar esa parte. Esa parte no me interesa. Lo que me interesa es la importancia del vino, del jugo de uva, en aquella ocasión. 

La bebida que se usaba en las bodas simbolizaba alegría, exuberancia, prosperidad. Y dijeron: “Se acabó el vino”. Era como decir que se acabó la alegría, se acabó la fiesta. 

Era una vergüenza para la familia que estaba haciendo la fiesta. Pero el texto bíblico dice que el vino se acabó. ¿Pero Jesús no estaba presente en ese casamiento? Claro que sí. ¿Y aun así se acabó? Se acabó. 

Muchas veces en tu matrimonio se puede acabar el dinero, el empleo, la salud o la comprensión. 

RELACIONES PRECIPITADAS 

A veces hay un malentendido con los jóvenes sin experiencia. Ellos creen que porque se aman mucho nunca van a tener problemas. Creen que siempre se van a entender el uno al otro. ¿Y saben por qué? Porque cuando están enamorados, cuando están de novios, es fácil, bien fácil.
Yo siempre bromeo, pero, detrás de mis bromas siempre hay una verdad. Siempre le digo al novio o a la novia: Si tú quieres conocer a tu novio y sus virtudes, basta con disminuir cinco puntos las cualidades y aumentar veinte puntos sus defectos. Ese es el verdadero “yo”. 

Durante el noviazgo, tú muestras la imagen que quieres mostrar. Muestras aquello que quieres que la otra persona conozca. 

Voy a darte un ejemplo, un ejemplo curioso: María te invita a almorzar a su casa. Cuando ella termina el almuerzo, ¿quién es la primera persona en juntar los platos y llevar todo para la cocina? María. Pero tú sabes que María nunca hace eso. Quien hace eso es la madre. Pero cuando tú estás presente, ¿quién lo hace? María. ¿Y por qué? Tal vez ella no piense, conscientemente, pero inconscientemente está queriendo impresionarte. 

En ese momento piensas: “¡Qué atenta! ¡Cuántos talentos que tiene María!” Y no sabes que María está haciendo eso solo porque tú estás mirando. 

O entonces, María va a la casa de Pedro. Y cuando llega la hora de sentarse a la mesa, Pedro es el primero en correr la silla para que la madre y tú se sienten. En ese momento piensas: “¡Qué sorpresa! Qué atento, qué cortés, qué amable que es mi novio”. Ahora, obsérvalo otro día en que tú no estés. Él ni se acuerda de correr la silla para la madre. ¡Esa es la realidad! 
Entonces, ¿qué sucede? 

Llegas al matrimonio trayendo una personalidad diferente a la de la otra persona y, a veces, culturas diferentes. De formaciones familiares y vivencias distintas. 

¿Cómo va a surgir la comprensión de la noche a la mañana? 

Es por eso que habrá dificultades. Si tú vas a la Palabra de Dios, verás que Dios nunca te promete una vida sin dificultades. Lo que Dios promete es que en medio de esas dificultades, tú jamás estarás solo: Dios estará contigo. Él cuidará de ti, te guiará y te protegerá. 

Veamos un ejemplo en el Salmo 23. En este salmo David dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte...”. 

David no dice: Nunca andaré en valle de sombra de muerte porque el Señor es mi pastor. ¡No es así!

El Señor es mi pastor, incluso cuando ande en valle de sombra de muerte. 

Ahora, tú preguntas: “Pero, ¿entonces cuál es la ventaja?” La ventaja es que cuando tú tienes a Cristo, sabes adónde ir. Aunque ande en valle de sombra de muerte, el Señor estará conmigo. 

Ahí está la solución. El Señor estará contigo en medio de las dificultades. 

En el Salmo 46 encontramos otra promesa que dice así: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Dios no promete que tu matrimonio, si él está presente, no enfrentará dificultades. ¡No! Lo que él promete es que en medio de las tribulaciones, estará presente y él te socorrerá, te ayudará. Él hará por ti lo que tú no puedes hacer. 

Pero nunca pienses que el hecho de tener problemas o dificultades en la vida, quiere decir que Dios te abandonó, que Dios no se acuerda de ti, que Dios no está presente en tu matrimonio. 

JESÚS ES LA ÚNICA SOLUCIÓN 

Cuando Jesús está presente, mira lo que dice el relato bíblico con relación a las bodas de Caná. 

¿Qué hicieron los hombres? ¿Corrieron a Jesús? 

Desgraciadamente, NO. Ese es un error que nosotros, los seres humanos, cometemos. 

En lugar de ir a Jesús directamente, en lugar de abrir nuestro corazón a él, comenzamos a buscar intermediarios. Y yo sé que los seres humanos en la Tierra, de alguna manera, nos pueden ayudar. Una palabra de consejo siempre es bienvenida. Pero los seres humanos no tienen la solución. 

¿Qué hicieron esos hombres? 

Corrieron a donde estaba María, la madre de Jesús. Fueron a ella, ¿y qué dijeron? “Señora, ayúdanos. Se acabó el vino. No sabemos qué hacer. Vamos a pasar vergüenza. ¿Cómo va a terminar la fiesta ahora?” 

¿Y qué hizo María? ¿Solucionó el problema? 

NO. Aquí hay algo que tenemos que entender. La virgen María fue una mujer extraordinaria. Una mujer santa. Siempre digo que Jesús, o Dios, no podría haber elegido a cualquier mujer para ser madre de Jesús. María realmente fue una mujer extraordinaria, pero ella no tenía poder para resolver problemas. Ella era tan humana como cualquier otra persona. Y reconocía su humanidad, su incapacidad. Y cuando los discípulos acudieron a ella y le dijeron: “Señora, ayúdenos. Nos falta vino”, ¿qué hizo ella? Los llevó a Jesús y les dijo: “¿Quieren la solución para el problema? Hagan todo lo que él les mande. Hagan todo lo que él diga”. 

El mismo consejo de María sirve para hoy.
¿Tu matrimonio está pasando por dificultades?
¿Falta alguna cosa en tu hogar?
¿La felicidad tan soñada no llegó?
¿No sabes qué hacer?
¿No sabes adónde ir?
Entonces sigue el consejo de María. Y el consejo es: Haz todo lo que Jesús diga. 

¿Y dónde está aquello que Jesús dice? 

En las bodas de Caná, Jesús estaba presente corporalmente. Pero, ¿dónde está Jesús?
Está aquí en su Palabra. Su Palabra es eterna. Su Palabra es poderosa. Su Palabra es sabiduría. Haz lo que él dijo: abre la Biblia. Estúdiala, analízala. La Biblia está llena de principios para la convivencia sana entre los seres humanos. Sean esposo y esposa, padres e hijos, hermanos de la misma sangre, suegra y yerno. En fin, en la Palabra de Dios están los consejos sabios para una convivencia sana. 

Entonces, ¿tú quieres una solución para el drama que estás viviendo en ese momento? 

Sigue los consejos divinos. Por ejemplo: ¿No tienes empleo? ¿Estás endeudado financieramente hasta el cuello? 

Hay un proverbio que dice que cuando la necesidad entra por una ventana, la felicidad sale por la otra. ¿Por qué? 

Así como el cristiano no tiene que vivir solo por el dinero, el cristiano no puede vivir sin dinero. 

Entonces, ¿qué hacer? Si hoy tú no tienes dinero. El matrimonio tiene problemas por falta de dinero. Haz lo que el Señor diga. 

¿Y qué dice el Señor? 

Que si tú respetas la voluntad divina, si reconoces la sabiduría divina, si eres fiel devolviendo a Dios lo que es de Dios, él abrirá las ventanas de los cielos y derramará sobre ti bendiciones hasta que sobreabunden. 

Entonces, ¿qué hicieron los discípulos en aquella ocasión? Hicieron lo que Jesús mandó. ¿Qué debes hacer tú hoy? Lo que Jesús manda en su Palabra. 

El otro día viajando en un avión, hablaba con una persona muy inteligente, muy preparada, un profesional de éxito. En la conversación llegamos a la Palabra de Dios. Él dijo:
- “Yo nunca leí la Biblia y no la quiero leer”. Le pregunté:
- “¿Por qué?”- ¿Y saben lo que dijo?
- “Es que no quiero cambiar de religión”. ¡Qué interesante! Hay gente que piensa que si lee la Biblia va a cambiar de religión. 

La Biblia no tiene como propósito cambiar la religión de nadie. La Biblia tiene como propósito cambiar la vida. Dios quiere cambiar tu vida. 

¿Qué quiero decir? Mira, tú quieres ser feliz. Tú tienes la mejor intención. 

Te casaste para ser feliz. Quieres la felicidad de tus hijos, pero estás caminando para un lado, pensando que la felicidad está por allí. Y, sin saberlo, estás cayendo por el precipicio. Estás cayendo al abismo. Ahí encuentras la Palabra de Dios, que es como un mapa que dice: “No es por aquí, es por allá”. Entonces dejas de caminar en dirección al precipicio y comienzas a caminar en dirección hacia la felicidad. 

Dime una cosa: ¿Cambiaste de religión? ¿De qué religión estamos hablando? 

¡Tú cambiaste de vida! 

Saliste de la desesperación a la esperanza.
Saliste de las tinieblas a la luz.
Saliste de la muerte a la vida.
Saliste de la mentira a la verdad. 

¿Religión? 

Estoy hablando de la vida. ¡Estoy hablando del bien más precioso que tú tienes! Tu familia, tus hijos. Lo que tú más amas. Entonces, haz lo que el Señor dice. 

Pero hay una cosa: 
Cuando te dispones a hacer lo que Dios enseña en su Palabra, vas a tener problemas. 

¿Sabes cuál es uno de ellos? 

Vas a tener la impresión, cuando comiences a leer la Biblia, de que lo que Dios está pidiendo no tiene sentido, parece una locura, algo que no encaja.

Y mucha gente cuando lee la Biblia dice: “¡No! Esto de aquí no. Esto servía antes, pero ahora no tiene sentido”. 
Pero observa lo siguiente: En las bodas de Caná, ¿qué le dijo Jesús a esas personas? Llenen esas vasijas de agua. 

En aquel momento las personas seguramente se rascaron la cabeza y pensaron: “Ah, Jesús no está entendiendo. La gente no necesita agua. La gente necesita vino. Él debería entendernos, pero no nos entiende”.

Amigo, ¿crees que Jesús no te entiende? 

Él dijo que llenaran las vasijas con agua, pero él sabía que ellos necesitaban vino.
Solo que, cuando Dios ordena, tú no debes discutir con él. Cuando Dios dice que es de esa manera, haz lo que él dice. Sigue el consejo de María. No hagas lo que tú quieras hacer.

El mundo está perdido. A veces el matrimonio está destruido. Tu propia personalidad está deformada. ¿Sabes por qué? Porque en vez de hacer lo que Dios quiere, lo que Dios ordena, tú haces lo que crees que es bueno para ti. 

-“Si creo que es bueno para mí. Eso es bueno para mí”. 

Después llega la noche y no puedes dormir. Y lloras y no sabes qué hacer. Te involucras en problemas y no sabes cómo salir. 

LA VERDADERA FELICIDAD 

Querido amigo, ¿Quieres una vida simple? Siempre digo que el cristianismo es muy simple, no tiene complicaciones: Haz lo que Dios dice. 

Ellos llenaron las vasijas. Ahora viene la segunda orden: “Ahora sirvan eso”. Ahí ellos pensaron: “Pero, Señor, está bien, hasta aquí te obedecimos. Llenamos las vasijas con agua, ¿pero servirla? ¿Cómo vamos a servir agua?” 

Pero la madre de Jesús había dicho: “Hagan todo lo que él diga. No hagan solo la mitad de lo que él dice, hagan todo”. 

Y ellos colocaron agua en las copas y, de repente, ya no era agua, era vino. Y el relato bíblico dice que era el mejor vino. Tan bueno que la gente pensó así:
- “¿Por qué guardaron el mejor vino para el final, cuando todos ya bebimos? Podrían haberlo servido primero”. 

¿Sabes por qué? 

Porque cuando Jesús entra en tu corazón, en tu vida, en tu familia, hace maravillas, hace milagros, la felicidad posterior de tu matrimonio es mucho mejor que aquella felicidad que tú pensabas que era felicidad. 

¿Tú quieres la felicidad? ¡Qué interesante! 

Antes de conocer a Jesús, antes de conocer la Palabra de Dios, ¿qué era la felicidad para ti? 

Los domingos, cocinar una buena carne, traer cerveza, reunir a tus amigos y poner música y bailar. Y ahí comenzaban a quedar medio ebrios de tanta cerveza, de tanta carne, comenzaban a pelear, a tener celos de la esposa, porque el amigo...

Recuerdo que recibí una carta de un mexicano que estaba preso y él decía lo siguiente:
- “Pastor, yo no quería hacer nada. Yo siempre fui un buen hombre, un hombre respetuoso, un buen ciudadano, un buen padre de familia”.- Pero un día él hizo eso. Era su cumpleaños. Cocinó carne, compró cervezas, llamó a sus amigos. Para las cinco de la tarde todo el mundo estaba medio ebrio. Un amigo invitó a bailar a su esposa. Estaban bailando y entonces, como él estaba ebrio, le pareció que su amigo estaba tocando a su esposa de manera indebida. 

¿Qué hizo? Entró en su cuarto, tomó el revólver y le disparó seis tiros. Al día siguiente, cuando despertó de la borrachera, estaba preso. Ahora está condenado a 8, 10 años de prisión. 

¿Lo ves? A eso le llaman felicidad...

Pero cuando tú entregas tu vida a Cristo, conoces la verdadera felicidad. Y para ser verdaderamente feliz no necesitas gastar dinero en borracheras. No necesitas traer basura a tu casa. Para ser verdaderamente feliz sólo necesitas tener a Cristo en el corazón y podrás aprovechar la vida. 

EL MILAGRO PUEDE SUCEDER 

La Biblia no es un libro de prohibiciones. Jesús dice: “Yo vine para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. Una vida exuberante. Cada mañana te despiertas con el deseo de vivir. ¿Hay dificultades en la vida? Sí. Pero, ¿cuál es el problema? ¡Cristo está con nosotros! ¿Hay dificultades con los hijos? Sí. ¿Y cuál es el problema? ¡Cristo está con nosotros! 

Dios me dio cuatro hijos. No fueron angelitos. Hoy son adultos. Están todos en la iglesia, sirviendo y amando a Dios de todo corazón. ¿Hubo dificultades a lo largo de los años para educarlos? Hubo dificultades. 

Muchas veces mi esposa y yo tuvimos que derramar lágrimas, pero hoy ellos están ahí. 
¿Por qué? Porque esa es la promesa divina. Cuando Cristo está en el matrimonio, cuando Cristo está en la familia, todo va bien. 

¿Hay dificultades? Claro que las hay, pero Cristo está presente. Y cuando Jesús está presente, tú sabes adónde ir. 

Tal vez en este momento que estás sentado allí piensas que tu matrimonio está deshecho. Y te preguntas: “¿Qué voy a hacer?” 

El otro día una señora me dijo:
- “Pastor, ¿qué hago? Amo a mi marido, amo a mis hijos. Yo no quiero que mi matrimonio termine, pero mi marido dice que ya no me ama más, que el amor se acabó”. 

¿El amor se acabó? 

En las bodas de Caná el vino se había acabado. Pero Jesús estaba presente e hizo un milagro, y el vino posterior fue mejor que el primero. 

¿Se acabó el amor en tu matrimonio? 



Entonces mira a Jesús y deja que él haga el milagro y tú vas a ver que el amor posterior será mucho mejor que el primer amor. 





CÓMOR RESTAURAR TU MATRIMONIO

Conoce los tres pasos para restaurar tu matrimonio, en el nombre de Jesús:

1. Reconoce que tú no puedes, porque mientras creas que tú puedes lograrlo, Dios no va a hacer nada por ti. ¿Qué puede hacer si no le das lugar a Jesús? Por lo tanto, reconoce que no puedes lograrlo.

2. Reconoce que él sí puede. Él lo puede todo. ¿No abrió el Mar Rojo? ¿No cerró la boca de los leones? ¿No sacó agua de la roca? ¡Dios puede! ¿No transformó el agua en vino? Dios puede. Entonces, si tú no puedes y Dios puede, da el tercer paso. 
3. Ve a Jesús, deja que Él haga maravillas en tu vida. Entrégate, humíllate, ríndete y dile: “Señor, yo luché, yo me esforcé, hice mi parte, pero no lo logro. Te necesito a ti”. 
Y cuando Jesús entra en tu corazón, él va moldeando, moldeando, porque él te encuentra en la vida como una piedra en bruto, sin forma, pero él no te ve como a esa piedra en bruto. Él te ve como el diamante que un día serás, transformado por su amor. Cuando tú entregas tu corazón a él, él te moldea.

CONCLUSIÓN

¿Por qué el matrimonio no tiene armonía?
Porque hay dos personalidades brutas, como las piedras en bruto. Entonces deja que Jesús talle esas personalidades, esos temperamentos, y entonces, en la medida que tú eres salvo en Jesús, comiencen a amarse el uno al otro. Y Jesús es Aquel que une los corazones, los ideales y los sueños.
Sin Jesús, tú no eres nada. Entrégate a él, ahí donde estés. Que Dios te bendiga. 

APLICACIÓN DEL TEMA DE HOY
¿Qué está “destruido” hoy en mi matrimonio que puede ser suplido por Dios en el momento en que yo le pida fuerzas para vencer ese momento difícil?

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