Vida y Salud en el hogar
De todos los tesoros que poseemos los mortales, ninguno tiene mayor valor que la vida misma y la salud que de ella se derive. Por eso cuando los padres y los hijos gozan de buena salud, pueden considerarse dichosos y poseedores de una gran fortuna. Pero cuando la enfermedad llama a la puerta del hogar, y desgasta las energías y agota las economías de la familia, entonces la felicidad también se enferma.
ENEMIGOS DE LA SALUD
Enemigo número 1
La hermosa muchacha acababa de ser elegida reina del colegio secundario al cual asistía. Tan feliz estaba que a la noche siguiente fue a celebrar el triunfo con su novio. Poco después de la medianoche el teléfono suena en la casa del padre de la joven, y se le comunica que se presente en cierto lugar donde había ocurrido un accidente.
Al regresar a su casa el pobre hombre se encontraba tan deshecho, que pensó que necesitaba un poco de bebida fuerte para reanimarse. Abrió la refrigeradora, y en el lugar donde solía tener su botella preferida encontró una notita de su hija, que decía: "Papá, vamos a celebrar mi coronación, nos llevamos tu botella de licor. Espero que no te molestarás por eso. ¡Gracias!"
Con su botella predilecta, el padre había provocado la muerte de su propia hija y de su novio. ¡Cuántas botellas semejantes a esa, conservadas inocentemente en la casa, están siendo causa de ruina para incontable número de hogares!
Enemigo número 2
Otro enemigo de la salud es el tabaco. ¿Sabía Ud. Que las dos principales causas de muerte en nuestros países son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer? Y además, ¿sabia que estos dos males guardan una estrecha relación con el consumo de tabaco?
Esto significa que quien se abstiene de fumar conserva mejor su salud y prolonga su vida. En efecto, según la información estadística sobre la materia, una persona que fuma durante tres décadas de 30 a 35 cigarrillos por día acorta su vida en un promedio de 11 años.
La nicotina contenida en el tabaco es un veneno casi tan fuerte como el cianuro, tanto que si se destilara la que hay en sólo tres cigarrillos, se obtendría una dosis fatal para el organismo humano. Además, la nicotina es el alcaloide responsable del enviciamiento del fumador, del cual es tan dificil liberarse.
Por otro lado, por el efecto vasoconstrictor que tiene, la nicotina enferma el sistema cardiovascular, recarga el trabajo del corazón y favorece el paro cardíaco.
Pero el tabaco no sólo contiene nicotina. También contiene el alquitrán que congestiona los pulmones del fumador, y que tantas veces produce el temible cáncer pulmonar. Y como si no bastaran la nicotina y el alquitrán, el tabaco trae consigo el monstruoso séquito de treinta venenos más.
Quién desee gozar de buena salud y quiera ahuyentar la enfermedad de su hogar, hará bien en abstenerse él con los suyos del consumo de tabaco en cualquiera de sus formas. Los padres deben comenzar dando el ejemplo. Y no importa cuán aceptable y moderna parezca la costumbre de fumar, tanto el hombre como la mujer que fuman están atentando contra su salud y su felicidad, contra el bienestar de su hogar y contra su economía familiar.
Feliz de aquel que no fuma, o de aquel que ejerciendo su fuerza de voluntad, abandona su hábito tabáquico por el bien propio y el de sus seres amados.
Enemigo número 3
Otro enemigo que no podemos pasar por alto, son las drogas. La drogadicción constituye un dramático azote para muchos países. Está destruyendo hogares enteros, especialmente la vida de jóvenes que se inutilizan a sí mismos, cuando podrían disfrutar de buena salud física, moral y mental.
Cuánto deberían cuidar los padres las amistades de sus hijos y el modo en que usan su tiempo libre, porque es entre las malas compañías y en los momentos de o cuando el adolescente puede verse arrastrado hacia el vicio y la corrupción de las buenas costumbres.
El Creador desea que nos mantengamos sanos, y que para ello nos alimentemos sabiamente, descartando lo nocivo y aun siendo moderados en el consumo de lo bueno. La divina Palabra nos recuerda: "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (1 Corintios 6:19). "El templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Corintios 3:17). Sí, nuestro cuerpo es morada del Espíritu divino; es santo; es propiedad de Dios. No podemos maltratarlo sin apenar al Creador. Cada vez que nuestro organismo recibe en su seno sustancias tóxicas, queda afectada nuestra relación con Dios, a la vez que enferma nuestra salud física y espiritual.
LEYES NATURALES
Agua
Descanso
Ejercicio. Este aspecto puede incidir también en la sexualidad de la pareja.
Luz solar
Aire puro
Nutrición adecuada
Temperancia
Esperanza y confianza en Dios
LA SALUD ESPIRITUAL
Qué vemos y leemos
Si la salud física es importante, no lo es menos la salud espiritual. Y así como en buena medida la salud del cuerpo depende se alimentación, también la salud del espíritu depende de cómo la alimentamos. Inadvertidamente pueden entrar en el hogar elementos que, en lugar de nutrir, enferman el espiritu.
Tal es el caso de ciertos libros, revistas y programas televisivos, inconvenientes o decididamente perjudiciales, y cuyo contenido daña el corazón sensible del niño y enciende la violencia y la sensualidad en el adolescente. Una triste pérdida de valores y de tiempo para toda la familia.
Qué amistades tenemos
Y lo dicho acerca de libros, revistas y espectáculos indebidos, se aplica también a las compañías malsanas de las cuales se hacen los hijos, e incluso los padres. Muchos hijos dan su primer paso descendente por causa de un mal amigo. Y muchos esposos caen en infidelidad matrimonial porque no han sabido mantener su lugar con matrimonios amigos o con allegados del sexo opuesto. Que las amistades sean puras, edificantes y respetuosas. De lo contrario, mejor no tenerlas. Tal es el principio más seguro en el cultivo de las amistades que tengan los hijos y los padres.
Cuidado del alma
"¡Mamá, dime algo, porque me muero! le decía a su madre una muchacha agonizante recién accidentada. Y le seguía diciendo casi con su último aliento: *Mama, me has enseñado muchas cosas: cómo vestir y cómo fumar, cómo tomar el vaso de Whisky y cómo cuidarme al salir con los muchachos: Pero no me has enseñado como morir. ¡Mamá, dime algo, porque me muero! Una madre que había formado a su hija para la "sociedad", pero sin fortaleza y esperanza en su hora postrera.
Una muchacha sin la más mínima noción de Dios y de la trascendencia de la vida, porque sus padres no habían sabido inculcarle ninguna medida de fe. Y ahora, al borde de la muerte, se sentía vacía y perdida. ¿No es parte de la responsabilidad paterna velar por la salud espiritual de la familia? Porque, ¿de cuánto vale un cuerpo sano con una alma enferma? Ya lo dijo Jesús: "¿cuánto le aprovecha al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"
La salud y la alegría del hogar sólo se consiguen cuando padres e hijos buscan por igual la dirección del Altísimo. Entonces si hay sanidad integral, de cuerpo y de espíritu, y el gozo y la felicidad inundan el hogar.
UN MENSAJE INSPIRADO
"Padres, dejad entrar en vuestros corazones los rayos de sol del amor, de la jovialidad y del feliz contentamiento, y permitid que su dulce y preciosa influencia compenetre vuestro hogar. Manifestad un espiritu bondadoso y tolerante; fomentado también en vuestros hijos, cultivando todas las gracias que iluminarán vuestra vida familiar. La atmósfera así creada será para los hijos lo que son el aire y el sol para la vegetación y promoverán la salud y el vigor de la mente y del cuerpo" (MC, 300)
"Todos debieran por un conocimiento inteligente del organismo humano, para poder conservar sus cuerpos en la condición necesaria para hacer la obra del Señor. La vida física debe ser cuidadosamente preservada y desarrollada, a fin de que a través de la humanidad pueda ser revelada la naturaleza divina en toda su plenitud. La relación del organismo físico con la vida espiritual es uno de los ramos más importantes de la educación. Debiera recibir una atención cuidadosa en el hogar y en la escuela... Todos deben mantener la mejor relación posible con la vida y la salud. Nuestros hábitos deben colocarse bajo el control de una mente gobernada por Dios”. MC, 281-283.
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