La Santidad del matrimonio
"El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová." Proverbios 18:22
¿Qué es el amor?
El mandamiento que nos llama a amar puede hacer que nos detengamos y nos preguntemos si el amor puede ser ordenado. Dos de los mayores mandatos de las Escrituras comienzan con el imperativo de amar: ama a Dios con todo tu corazón y ama a tu prójimo como a ti mismo (Levítico 19:18; Deuteronomio 6:5; Mateo 22:37-40; Lucas 10:27) Resulta chocante que Dios nos ordena amar. ¿Cómo se puede exigir el amor?
La sociedad posmoderna está confundida sobre la naturaleza del amor debido a la forma como Hollywood y los medios de comunicación lo representan. El mensaje erróneo sobre el amor es que el amor es algo personal y privado. Si bien el amor es un sentimiento agradable, nuestros sentimientos pueden cambiar y son susceptibles a las circunstancias de la vida. Si me hace sentir bien, significa que debe ser bueno y correcto.
Viendo así las cosas cabe que nos preguntemos: el amor verdadero ¿Depende de nuestros sentimientos, tan inestables, inseguros y engañosos? por otra parte ¿Cómo se puede exigir el amor?
Para responder a estas importantes preguntas, debemos darnos cuenta de que, en el sentido bíblico, los buenos sentimientos siguen al amor y a hacer lo correcto. Por lo tanto, el amor no se define por los sentimientos o por momentos ocasionales de euforia. En contra de la opinión popular, el amor verdadero va más allá de nuestras emociones, sentimientos o pasiones temporales.
En primer lugar, el amor bíblico es una decisión. Al igual que el amor matrimonial, es una decisión para toda la vida (Génesis 2:24)
En segundo lugar, el amor verdadero es un compromiso, donde la fidelidad desempeña un papel crucial. en ese sentido, la verdadera pregunta antes de casarnos con una persona no es si amamos a esa persona, sino si estamos comprometidos con ella, pase lo que pase. Sin embargo "el compromiso en el mundo occidental no tiene el carácter solemne y obligatorio de los "esponsales" en el Cercano Oriente" 1CBA, 1044.
En tercer lugar, el amor es un principio. No está moldeado por las emociones del momento. Nosotros decidimos, nos comprometemos y cumplimos. Amar es más que una emoción o un análisis racional: es una entrega total. Y de este compromiso incondicional fluye la alegría, la paz, la armonía, la felicidad, la colaboración, la seguridad y la estabilidad. Por eso, Dios revela que el amor es el mandato, el principio y el sólido fundamento del que depende todo lo demás.
¿Ya te detuviste a pensar lo que es el matrimonio? ¿Ya te detuviste a pensar lo que significa estar ligado a una persona por toda tu vida?
Muchas parejas se enamoran, se casan y asumen que el trabajo ya está completo. Tienden a pensar que todo lo demás va a funcionar automáticamente. Nada podría estar más lejos de la verdad.
Un matrimonio exitoso no aparece espontáneamente o por casualidad. Es el resultado que obtienen dos personas por tener una visión clara de la santidad del matrimonio, y que en su relación diaria, buscan la solución para los grandes y pequeños problemas.
El matrimonio tiene un origen divino y Dios lo estableció pensando en la felicidad del ser humano. Nuestro señor tuvo un único y gran propósito al establecer el matrimonio, unir al hombre y a la mujer en todas las áreas de la vida: Física, emocional, intelectual y espiritual. La Palabra de Dios así lo expresa: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne." Génesis 2:24.
Cuando Dios une a dos personas, Él las está uniendo en amor para siempre, o hasta cuando deje de haber vida. Así, podemos comprender que vivir casado es desarrollar una relación de compromiso y responsabilidad para toda la vida.
Matrimonio así, ¿Puede ser?
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¿Por qué razón pretendes casarte?
¿Qué te ha motivado a tomar la decisión de unirte a otra persona?
"¿Qué hay si Dios ha diseñado el matrimonio no tanto para ser felices, sino para ser santos?" - Gary Thomas
"La institución del matrimonio fue ideada por el cielo para que fuese una bendición para el hombre: pero en sentido general, se ha abusado tanto de ella que ha llegado a ser una temible maldición. La mayoría de los hombres y mujeres, al contraer matrimonio han procedido como si la única cuestión por resolver fuese la del amor mútuo. Pero deberían darse cuenta de que en la relación matrimonial pesa sobre ellos una responsabilidad que va más lejos." MJ, 458.
"Amor y santidad parecieran ser otra díada en la que deberíamos pensar los matrimonios cristianos. Pero si felicidad y santidad no están en orillas opuestas, no son en verdad excluyentes, persigamos la felicidad en santidad. Una felicidad sin santidad sería pura vanidad o frivolidad, pura cáscara, pura apariencia. Una felicidad en santidad sería una fórmula sencilla y profunda para lograr que el amor conyugal que Dios ha creado hermoso en su tiempo, se proyecte de aquí a la eternidad. "Sería una equivocación religiosa renunciar a la felicidad" - Julían Marías
"El objetivo más elevado del matrimonio cristiano es revelar el carácter de Cristo, la verdadera santidad" - Gary Thomas.
"El matrimonio nos enseña a perdonar, a conectarme cada día con Dios, a respetarnos, a amarnos con altruismo, a arrepentirnos de nuestros pecados, a vivir reconciliados, a lograr la unidad del matrimonio y la familia con fe y perseverancia, a mantener relaciones sexuales dignas, a desarrollar una vocación de servicio a Dios y a al humanidad". Gary Thomas.
La vida humana es temporal, pero tiene un sentido de eternidad. El matrimonio debe tomar en cuenta no solo los intereses de esta tierra, sino también los intereses del cielo. El amor es la cosa más hermosa y más seria de la vida.
"En una época tan plagada de hedonismo, es decir, de una búsqueda desordenada del placer, vale la pena reflexionar en la naturaleza del romance matrimonial. Está tan teñido de sentimentalismo que lo que debería mantenerse como un sueño hermoso se convierte, de repente, en una pesadilla. los sueños no deben empujarnos a actuar locamente". La familia que Dios soñó, 17.
El matrimonio que sueña legítimamente con la felicidad y la santidad, no puede ni debe ignorar la presencia y la bendición de Dios en la casa donde moras y en el hogar que construyes en este tierra.
Antes de que te cases con alguien, debes considerar algunos puntos:
1. ¿Cómo se relaciona esta persona con sus familiares, principalmente con sus padres? De cierta manera tendrás una visión y una predicción de cómo te tratará y cómo será tu hogar
2. ¿Traerá esta persona, con su manera de ser, con su carácter, felicidad a tu hogar?
3. ¿Es pura su vida?
4. ¿Esta persona es atenta a tus deseos y felicidad?
5. Pasada la novedad del casamiento ¿Te seguirá amando?
6. ¿Es paciente con tus errores o los critica y es dictadora contigo?
7. ¿Es una persona cristiana que contribuirá para que la familia esté más cerca de Cristo?
"Pero si se ha contraído un compromiso sin una comprensión plena del carácter de la persona con quien pensáis uniros, no creáis que el compromiso hace positivamente necesario que carguéis con el voto matrimonial y os ligueis para toda al vida con alguien a quien no podéis amar ni respetar. Tened mucho cuidado al hacer un compromiso condicional; pero será mejor, mucho mejor, romper ese compromiso antes del matrimonio, que separarse después, como hacen muchos." MJ, 447.
Dwight Small en su libro "A Dios le importa tu matrimonio", dice que el matrimonio es un MILAGRO: "Piensa bien en el milagro que esto representa, dos personas que jamás vivieron juntas, de repente se comprometen a hacer exactamente eso. Comprometiéndose devotamente una a otra ¡Por el resto de sus vidas! Cada una deja su preciosa independencia delante del altar, y para lo que le depare el futuro, sea mejor o peor, restringe su destino humano al cuidado y edificación de otra"
"Para el cristiano, el matrimonio es el medio utilizado para el cumplimiento de los propósitos divinos. La unión conyugal, así como el propio ser humano, fue creada para la gloria de Dios, y para mostrar sus propósitos de amor en la tierra" (Amor que no se apaga, 19)
Por estas razones, podemos decir que el matrimonio está compuesto de tres aspectos importantísimos:
1. La elección deliberada de nuestra parte. DECIDÍ CASARME. La persona que opta por el matrimonio, deberá ser consciente del hecho que está entrando VOLUNTARIAMENTE en una relación creada por Dios, para la cual él dio instrucciones, pasando a enfrentar, por lo tanto, la cuestión de obediencia a los principios divinos, y no a la conveniencia. Entonces, no se trata de quedar casados mientras las cosas están bien, sino de una unión hecha, también, para las horas difíciles, dolorosas, deprimentes y amargas.
2. Es una cuestión de compromiso perenne. Al casarse, se asume de libre y espontánea voluntad el compromiso de vivir con la otra persona en relación conyugal. Es empeñar tu voluntad al hacer todo lo que sea posible para hacer que tu cónyuge sea feliz y no reprimir sus sentimientos. Quiere decir que tu voluntad está bajo su comando. Cuando fallan los sentimientos, la voluntad es accionada, llenando el vacío. esto comprende una disposición para amar, aceptar a al persona como ella es, perdonarla y creer que es valiosa. Puede ser que te sientas herido(a), pero el deseo de mejorar tu relación, de crecer en la vida conyugal y apagar todas las ofensas, es mucho más fuerte.
3. Es exclusivo de una pareja. Por tanto, se necesita madurez suficiente para casarse. El don Juan es un indefinido emocional, incapaz de seleccionar a una persona específica para establecer con ella una relación estable. Un matrimonio honroso o una soltería digna es una bendición para la sociedad, pues la soltería tiene sus bendiciones, pero también sus grandes responsabilidades.
Es por eso que vives el compromiso asumido en el matrimonio, "el de continuar amando a la persona que elegiste hasta que la muerte los separe."
"Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: Salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral." PP, 26, 27.
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