Cómo planificar para tener éxito

Y todo lo que hagan, háganlo con todo el corazón, como para el Señor y no para los hombres; seguros de que recibirán del Señor la recompensa de la herencia; porque ustedes sirven a Cristo el Señor” (Colosenses 3:23, 24).

La mayoría quiere vivir una vida “exitosa” y feliz. Por supuesto, en un mundo caído, donde en cualquier momento puede ocurrir una tragedia o una calamidad, esta meta no siempre será fácil de alcanzar.

"A todo aquel que se ofrece al Señor para servir, sin retener nada, se le concede poder para alcanzar resultados sin medida. Mediante una promesa eterna, Dios se ha comprometido a suplir de poder y gracia a todo aquel que se santifica mediante la obediencia de la verdad. Cristo, a quien se le ha entregado todo el poder en el cielo y en la tierra, aprueba a sus instrumentos y colabora con ellos: esas almas fervientes que participan cotidianamente del pan vivo “que desciende del cielo”. Juan 6:50. La iglesia de la tierra, unida con la iglesia celestial, puede lograr todas las cosas (7TI, 32).

Luego, también, está la cuestión de cómo definimos el “éxito”. Tenemos el caso de José en Egipto; si alguna vez hubo una vida exitosa, sin duda sería esta, ¿verdad? De la prisión al palacio, ese tipo de cosas... Por otro lado, ¿qué podemos decir de Juan el Bautista? Fue de la cárcel a la tumba. ¿Cuán exitosa fue su vida? Una vez más, todo depende de cómo definamos el “éxito”.

Hoy consideraremos la idea de “éxito” en el contexto de los principios financieros y de mayordomía básicos. Al margen de quiénes seamos y de dónde vivamos, el dinero y las finanzas serán parte de nuestra vida, nos guste o no. 

Entonces, ¿cuáles son algunos pasos prácticos que podemos dar a lo largo del camino que, aunque no nos garantizan el “éxito”, de todos modos nos ayudarán a evitar trampas y errores comunes que pueden dificultar el éxito financiero?

I. VAYAMOS POR PARTES

"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento". Eclesiastés 12:1.

A medida que los jóvenes maduran y llegan a adultos, surgirán pensamientos relacionados con tener que satisfacer las necesidades básicas: comida, ropa y techo. Jesús mismo nos ha dicho cómo priorizar nuestras necesidades: “Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). Por supuesto, para quienes son mayores y no se decidieron por Jesús cuando eran jóvenes, todavía hay tiempo para tomar decisiones correctas con respecto a la mayordomía.

Como vimos en Génesis 28:20 al 22, Jacob había tomado algunas decisiones importantes en su vida, tanto espirituales como financieras. En la visión, el Señor se le presentó a Jacob como “el Señor, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac” (Génesis 28:13). Luego, como parte de su voto a Dios, Jacob dijo: “El Señor será mi Dios” (Génesis 28:21).

Lee Génesis 29:9 al 20. ¿Qué importancia tiene el momento de este acontecimiento en la vida de Jacob?

Después de que Jacob se comprometió espiritual y económicamente con Dios, el Señor lo guió hasta Raquel junto al pozo (ver Génesis 29:9-20). Es conveniente tomar decisiones en el ámbito espiritual y laboral o vocacional antes de contraer matrimonio. Tu futuro cónyuge debe saber “en qué se está metiendo”. Esta persona, ¿es un cristiano comprometido? ¿Qué clase de trabajo hará? ¿Será maestro, enfermero, abogado, obrero, lo que sea? ¿A qué tipo de vida me integraré? Otras preguntas que necesitan respuestas antes del compromiso matrimonial son: ¿Qué nivel de educación ha alcanzado? ¿Qué cantidad de deuda ingresará al matrimonio? ¿Estoy dispuesto a aceptar esta situación como parte de mi responsabilidad?

"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?". 2 Corintios 6:14, 15. 

¿Por qué es tan importante tener en cuenta este principio al buscar un compañero para toda la vida? Aunque esto no garantiza un buen matrimonio, ¿por qué ayudaría a mejorar las probabilidades de disfrutar de un buen matrimonio?

II. LA BENDICIÓN DEL TRABAJO

A menos que seas rico de forma autónoma, o que seas beneficiario de un fondo fiduciario que mamá o papá crearon para ti a fin de que nunca tengas que trabajar en tu vida (si lees muchas historias sobre estos niños, el dinero, pensado idealmente como una bendición, a menudo les provoca una tragedia como adultos), tarde o temprano tendrás que trabajar para ganarte la vida. Lo ideal, por supuesto, es encontrar algo que te apasione y que también te pueda generar buenos ingresos, capacitarte en ello, encontrar un trabajo y vivir de eso durante tus años laborales. Ese es el ideal; por supuesto, no siempre resulta así.

"Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase". Génesis 2:15 

"Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría". Eclesiastés 9:10

"Ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma". 2 Tesalonicenses 3:8-10. 

A cada hombre se le confiere “su obra”, la obra para la cual lo capacitan sus aptitudes, la que dará como resultado la mayor suma de bien para sí mismo y sus semejantes, y la mayor honra para Dios (Ed, 137, 138)

¿Qué importancia tiene el hecho de que, aun antes de la entrada del pecado, a Adán (y por cierto también a Eva) se les asignara un trabajo? ¿Cómo podría esto explicar por qué, como se dijo anteriormente, para quienes nunca tuvieron que trabajar su situación resultó ser una maldición?

Este trabajo no fue un castigo, obviamente. Fue ideado para el bien de ellos. Es decir, aun en el Paraíso, incluso en un mundo en el que no existía el pecado, ni la muerte ni el sufrimiento, Dios sabía que los seres humanos necesitaban trabajar.

“Y a Adán se le dio el trabajo de cuidar el huerto. El Creador sabía que Adán no podía ser feliz sin una ocupación. La hermosura del huerto lo deleitaba, pero esto no era suficiente. Debía tener un trabajo para poner en ejercicio los admirables órganos de su cuerpo. Si la felicidad hubiera consistido en no hacer nada, el hombre, en su condición de santa inocencia, habría sido dejado sin ocupación. Pero aquel que creó al hombre sabía lo que convenía para su felicidad; y no bien lo hubo creado, le señaló un trabajoLa promesa de gloria futura, y el decreto de que el hombre debe trabajar para obtener su pan cotidiano, proceden del mismo trono” (NEV, 225).

Sin embargo, aun después de la Caída, cuando (como con todo lo demás) el trabajo había sido contaminado por el pecado, Dios le dijo a Adán: “Maldita será la tierra por amor de ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” (Génesis 3:17, RVA). Fíjate que Dios maldijo la tierra “por amor de ti”, por el bien de Adán, con la idea de que el trabajo sería algo que él necesitaría, especialmente como ser caído.

¿Qué es lo que tiene el trabajo que, idealmente, debería convertirse en algo que pueda ser una bendición para nosotros?

III. LOS AÑOS PRODUCTIVOS

Como hemos visto, Dios tenía la intención de que la humanidad trabajara de una u otra forma. Esta parte de nuestra vida (los años de trabajo) suele durar unos cuarenta años. Para muchos, este es el momento de tener hijos y de educarlos, y de adquirir la casa y otras compras importantes. Este puede ser un período muy intenso desde el punto de vista financieroEs una etapa muy sensible, porque la familia está aprendiendo a trabajar en conjunto y sus miembros están creando lazos para toda la vida. El estrés financiero puede arruinar el matrimonio en esta etapa, y ocurre con frecuencia. Las familias en las que ambas partes tienen un compromiso cristiano y están dispuestas a seguir los principios bíblicos son mucho más estables.

"Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". 1 Timoteo 5:8

"En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los labios empobrecen". Proverbios 14:23

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís". Colosenses 3:23, 24.

¿Qué aspectos importantes nos hablan sobre las finanzas del hogar?

En muchos casos, el marido es el principal sostén de la familia, aunque a menudo ambos cónyuges trabajan. Por supuesto, pueden surgir circunstancias inesperadas (enfermedad, recesión económica y otras) que dificulten este ideal. Por ende, la gente necesita adaptarse a estos cambios.

A los hijos que vienen al mundo durante esta etapa de la vida se los llama “don del Señor” (Salmos 127:3). Debemos recordar que los hijos traen consigo una gran responsabilidad. El objetivo de los padres cristianos es educar a sus hijos para que se conviertan en adultos independientes en esta vida y prepararlos para la vida venidera. Estos tres aspectos ayudarán a los padres:

1. Proveer un entorno cristiano en el hogar. Esto incluye hacer el culto familiar en forma regular e interesante, asistir regularmente a la Escuela Sabática y a la iglesia, y ser fieles en los diezmos y las ofrendas. Estos son buenos hábitos para formar en los primeros años de vida.

2. Enseñarles a tener disposición y aprecio por el trabajo. Los hijos descubrirán que la diligencia y la integridad en el trabajo nunca pasan desapercibidas; se aprecian y se recompensan. Aprenderán que recibimos dinero como resultado de brindar tiempo a los demás al realizar tareas que son valiosas para ellos.

3. Contribuir a una buena educación. La educación es costosa en la actualidad, especialmente la educación cristiana en escuelas privadas. Pero, para los padres con planes para sus hijos, no solo para esta vida sino también para la venidera, vale la pena el costo.

Por supuesto, no importa lo que hagan, nadie tiene ninguna garantía sobre la dirección que tomarán sus hijos. ¿Por qué es importante que los padres no se culpen por las decisiones equivocadas que puedan tomar sus hijos mayores?

IV. TRABAJAR CON INTEGRIDAD

Otra fase de una vida “exitosa”, la última fase, tiene el potencial de ser la más placentera, si las decisiones de los primeros años han sido sabias y no se han arruinado por hechos inesperados. En una situación ideal, los padres han criado a sus hijos para que sean adultos independientes, la vivienda está pagada, las necesidades de transporte están satisfechas, no hay deudas pendientes y hay un flujo de ingresos suficiente para satisfacer las necesidades de la familia de los adultos mayores.

Dios llama a sus hijos a un nivel más elevado en el trabajo y la vida. Esa norma es la Ley de Dios escrita en nuestro corazón (ver Jeremías 31:33) y que se refleja en nuestro carácter. A medida que la sociedad se vaya erosionando y la enseñanza cristiana se vaya diluyendo y minimizando, se volverá aún más importante para el cristiano vivir y trabajar a un nivel irreprochable. La Biblia dice: “Vale más el buen nombre que las muchas riquezas, y ser estimado es mejor que la plata y el oro” (Proverbios 22:1).

La Biblia registra casos de empleadores que reconocieron que fueron bendecidos por tener un empleado piadoso. Cuando Jacob deseó dejar a su suegro Labán y regresar con su familia a su tierra natal, Labán le rogó que no se fuera, diciendo: “Halle yo gracia en tus ojos, y quédate. Me he dado cuenta de que el Señor me ha bendecido por tu causa” (Génesis 30:27). Y cuando José fue vendido como esclavo en Egipto, su amo, Potifar, hizo una observación similar sobre el trabajo de José y lo recompensó por ello.

"Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo". Génesis 39:2-5. 

Aunque los versículos no lo mencionan específicamente, ¿qué te imaginas que habrá hecho José para que su amo lo mirara tan favorablemente?

“Así, si comen, o beben, o hacen otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Por ende, al trabajar, administrarnos económicamente o cualquier otra cosa que hagamos, debemos hacerlo todo para la gloria de Dios. Él es quien nos da el conocimiento y la fuerza para triunfar en la vida.

“Señor, tuya es la magnificencia, el poder y la gloria, la victoria y el honor, porque todo lo que está en los cielos y en la tierra es tuyo. Tuyo, Señor, es el reino; tú eres excelso y soberano sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todos. En tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano está engrandecer y dar poder a todos” (1 Crónicas 29:11, 12).

¿Cuáles son los principios que sigues, no solo en el trabajo, sino en la vida en general? ¿Qué cambios necesitas hacer posiblemente?

V. BUSCAR CONSEJOS PIADOSOS

¿Cómo explicamos el hecho de que hay muchas personas muy “exitosas” que no siguen ninguno de los principios bíblicos sobre el manejo de la riqueza o la vida en general? ¿O qué sucede con aquellos que intentan seguir esos principios y, sin embargo, no logran el objetivo? Tal vez se enfermen o les sobrevenga una calamidad. ¿Cómo debemos entender estas situaciones?

Hay decenas de gurús seculares sobre el manejo del dinero, pero Dios nos advirtió que no los consultáramos para la administración de los bienes que él nos ha confiado. “Dichoso el hombre que no anda en el consejo de los malos ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en silla de burladores. Antes en la ley del Señor se deleita, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará” (Salmos 1:1–3).

De modo que la persona que se deleita en la Ley del Señor (la Ley, aquí, podría entenderse más ampliamente como la Palabra de Dios) será bendita. ¿Tan sencillo es eso? Y prosperará: tendrá éxito.

"Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos." Proverbios 3:5 al 8.
¿Cómo aplicamos este principio en nuestras cuestiones financieras básicas?

El consejo bíblico nos brinda elementos muy valiosos para seguir:

1. Organízate. Desarrolla un plan de gastos (Proverbios 27:23, 24). Muchas familias simplemente viven con lo justo, apenas les alcanza para llegar a fin de mes. Sin un plan sencillo para ganar, gastar y ahorrar, la vida es mucho más estresante.

2. Gasta menos de lo que ganas. Decide vivir dentro de tus posibilidades (Proverbios 15:16). Muchas familias de países occidentales realmente gastan más de lo que ganan. Esto solo es posible gracias a la disponibilidad de crédito y débito. Muchos problemas atormentan a los que están endeudados.

3. Ahorra una parte de cada período de pago (Proverbios 6:6-8). Ahorramos para hacer compras más grandes en el futuro y para hacernos cargo de gastos no planificados, como accidentes o enfermedades. Algunos ahorros se pueden utilizar para planificar el momento en que, debido a la edad avanzada, ya no podamos trabajar.

4. Evita las deudas como a la COVID-19 (Proverbios 22:7). Los intereses son un gasto del que se puede prescindir. Una persona o una familia que vive con deudas, es decir, con dinero prestado, en realidad vive hoy con dinero que espera ganar en el futuro. Si se produce algún cambio en la vida, puede resultar en un grave aprieto económico.

5. Sé un trabajador diligente. “El perezoso desea mucho, y nada alcanza; pero los diligentes serán prosperados” (Proverbios 13:4).

“Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”. “Las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida”. Proverbios 6:6; 30:25. De esos pequeños maestros podemos aprender una lección de fidelidad. Si con la misma diligencia, nos aplicásemos a mejorar las facultades que el Creador omnisciente nos ha otorgado, ¡cuánto aumentarían nuestras capacidades para ser útiles! Dios tiene puesto sus ojos en la menor de sus criaturas; ¿acaso no contemplará al hombre creado a su imagen y le exigirá que corresponda a todos los favores que le ha concedido?". (4TI, 446, 447).

6. Sé fiel a Dios, en lo financiero (Deuteronomio 28:1–14). Ninguna familia puede darse el lujo de vivir sin la bendición de Dios.

7. Recuerda que esta Tierra no es nuestro verdadero hogar. Nuestra forma de administrarnos dice mucho acerca de cuáles son nuestras prioridades (ver Mateo 25:14–21).

CONCLUSIÓN

No puede ser perfecto o completo ningún proyecto de negocios o plan de vida que abarque únicamente los breves años de la vida actual y no haga provisión para el futuro eterno. [...] Nadie puede acumular tesoro en el Cielo sin descubrir que de esa manera se enriquece y ennoblece su vida en la Tierra” (Ed, 144, 145).

El cimiento de la integridad comercial y del verdadero éxito es el reconocimiento del derecho de propiedad de Dios. El Creador de todas las cosas es el propietario original. Nosotros somos sus mayordomos. Todo lo que tenemos es depósito suyo para que lo usemos de acuerdo con sus indicaciones” (Ed, 137).

Debido a la presión de mantener a nuestra familia, muchas veces pensamos que nuestro trabajo es simplemente para proporcionar un ingreso. Pero, como cristianos, también se nos plantea hacer nuestra parte en la Gran Comisión que Jesús les dio a todos sus seguidores. Después de citar esta Comisión según se encuentra en Marcos 16:15, Elena de White escribió: “No quiere decir esto que todos sean llamados a ser pastores o misioneros en el sentido común de la palabra; pero todos pueden ser colaboradores con él para dar las ‘buenas nuevas’ a sus semejantes. Se da la orden a todos: grandes o chicos, instruidos o ignorantes, ancianos o jóvenes” (Ed 264).

“Es necesario que sigamos más estrictamente el plan de vida de Dios. Esmerarnos en hacer el trabajo que tenemos más a mano, encomendar nuestros caminos a Dios y estar atentos a las indicaciones de su providencia son reglas que aseguran el logro de una buena ocupación” (Ed, 267).

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